miércoles, 9 de julio de 2008

En la granja en el sur de China






La última aventura que tuve en el viaje a Guilin fue después de que mis compañeros mexicanos se habían ido.  Cómo aún tenía otros tres días, me decidí a que quería pasarme más tiempo en el campo, con menos turismo y más vida silvestre.
El guía que nos había ayudado hasta ese momento me recomendó un pueblito pequeño llamado Daxi, que estaba más al sur. Me dijo que podía ir en autobús, uno común y corriente, y que estaría ahí en una o dos horas. Me echo al bus e inmediatamente un montón de gente se me tiró encima para ofrecerme tures... el guía ya se iba cuando se me ocurrió pedirle que le dijera a la chofér del autobús que me avisara dónde bajar. Y en eso el se fue y nosotros partimos con rumbo a Daxi.
Después de un rato en el autobús la chofér me hizo unas señas y me echó para abajo. Alí estaba en medio de ninguna parte... sin hablar bien chino. El pueblo era básicamente una calle principal y como cinco o seis calles que la cruzaban. Era fenómeno, exactamente lo que yo esperaba!
Me puse a dar unas vueltas hasta que llegué a una callecita con farolitos y un mercadito de suvenires. Súuuuper lindo, pero todavía tenía un problema: no tenía dónde dormir. Me puse a caminar y a preguntar por un hotel, hasta que di con alguíen que me señaló uno. El viejo del hotel me quería cobrar un montón de plata por un cuarto sin electricidad y sin baño... asi que no... volví a preguntar por ahí hasta que alguien me ofreció su casa! A todo esto lo que me salvó de mi pésimo acento en chino fue que podía escribir!... son los mismos caracteres de japonés! De alguna manera entendí que me iban a dar comida y alojamiento. Me dijeron que siguiera a una niñita, la hija de la familia. Ella me guió a un barco y me hicieron cruzar el río! la casa estaba en una isla! y eran puuuros campesinos! era increíble. La familia me alojó en su propia casa y hasta me tocó recolectar pepinos del huerto! fui re-feliz!

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